Y aquí me encuentro una vez más,
sentada en un aeropuerto observando detenidamente a las personas pasar, creando
historias acerca del por qué están viajando, a quién esperan ver al aterrizar o
qué maravilloso país o lugar irán a visitar. Soy una persona con mucha imaginación o me
gusta utilizarla al pasar el tiempo en una sala de espera, sobre todo, a varias
horas de la salida de mi avión.
Con un dolor de estómago por
nerviosismo (o por sentir apetito insaciable frecuentemente), pienso en cómo se
quedó mi madre llorando de angustia y tristeza, ya que su hija mayor la
abandonaba por segunda vez. Sé que mi
padre se quedó sonriendo, satisfecho por darme una vez más la oportunidad de
crecer como profesionista y como persona, de proporcionarme mejores
herramientas para un futuro incierto y difícil, seguramente también con el
beneplácito de que sus amplias jornadas
de trabajo, el stress cotidiano y el cansancio, valen la pena al ser testigo de la
consolidación de los sueños de sus hijos (pero muy en el fondo, bueno… tal vez
muy muy en el fondo, está consciente que me va a extrañar).Con muchos sentimientos encontrados,
no me atrevía a leer la carta que mi madre me había entregado antes de dirigirme
a las salas de espera de la aerolínea. Al
tomar asiento, sólo volteaba a ver sigilosamente esa carta dentro de mi bolso,
entremetida entre mi cartera y una libreta, cuyo sobre decía “Mi Adri”. Para ser sincera de todas las personas que
dejé en casa, sabía que mi madre era a la que más extrañaría.
Escuchando esa canción de “Ten feet
tall” de Afrojack y, también un poco, la voz del pasajero contiguo
despidiéndose de sus hijos por teléfono antes de despegar, me había dado cuenta
que el momento había llegado, una vez más me iba lejos de casa para crecer en
todos los aspectos. En un abrir y cerrar
de ojos me encontraba en el aeropuerto de Miami, sintiendo en mi piel un clima
simplemente perfecto. Lo sabía y lo sentía, una tremenda y hermosa aventura estaba
por suceder.
Este blog está creado desde mi punto
de vista, para compartir mis vivencias, aventuras, recuerdos, temores,
tristezas, alegrías, logros, etc. a
todos ustedes. Sobre todo para ayudar o
apoyar a todas esas personas que están
en la misma situación que yo, paticipando en un intercambio o en la decisión de
hacerlo. Les daré tips tanto para
sobrellevar las ausencias dolorosas como tips para cocinar (ya que estoy en el
proceso de aprendizaje), lugares que deben de conocer, museos, restaurantes,
antros, conciertos, centros comerciales, supermercados, etc., con el fin de que
sientan con un poco más de seguridad, entusiasmo y acogidas, así como también me
retroalimenten de su estancia, de sus experiencias, de los lugares que recomiendan para viajar,
estudiar, trabajar, etc.
Me han ocurrido cosas muy graciosas
tanto en la cocina, anécdotas con mis compañeras del departamento donde vivo,
en la lavandería, al tratar de tomar transporte público a la salida de mi
trabajo, etc., que de verdad les quiero compartir, ya que soy una persona que
disfruta mucho de la vida y de todos sus momentos, no sólo de los buenos,
porque también de los malos tomo mis conclusiones y precauciones para el
aprendizaje significativo.
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